Redacción: Ester Franco
Después de la cesárea, la histerectomía es la segunda cirugía de la especialidad en ginecología realizada en mujeres y personas con útero. Se lleva a cabo principalmente para tratar enfermedades uterinas, como los miomas. En este artículo, te contaremos en qué consiste este procedimiento y los tipos de abordaje que existen.

Después de la cesárea, la histerectomía es la segunda cirugía de la especialidad en ginecología realizada en mujeres
Una histerectomía es la extracción total o parcial del útero; quizá en este momento nos haga falta retroceder un poco a nuestras clases sobre anatomía para entender mejor todo.
Podemos empezar por recordar qué es el útero. El útero es un órgano muscular, parte del aparato reproductor femenino y también se conoce como matriz. Es el lugar donde se desarrolla un feto. El útero está situado en la pelvis entre el recto y la vejiga, y comprende dos partes, el cérvix o cuello uterino y el cuerpo del útero.
¿Por qué se realiza una histerectomía?
Una histerectomía es indicada para:
- cáncer de útero
- cáncer de ovario
- miomas o fibromas
- prolapso genital
- dolor pélvico crónico
- sangrado uterino disfuncional.
Se calcula que la primera histerectomía fue realizada en 1843 en Inglaterra. Sin embargo, los primeros reportes de esta cirugía, se remontan al año 120 a. C. con Sorano de Efeso, en la Grecia antigua.
Las vías de abordaje de una histerectomía
Esta cirugía tiene tres tipos de abordajes:
- Histerectomía abdominal:
En este abordaje se extirpa el útero a través de una incisión en la parte inferior del abdomen. Este procedimiento es el más invasivo de los tres tipos.
- Histerectomía vaginal:
Como lo describe su nombre, en este tipo de abordaje, se extirpa el útero a través de la vagina. Se separa el útero de los ovarios, de las trompas de Falopio y de la vagina superior, así como de los vasos sanguíneos y del tejido conectivo que lo soportan, antes de extirpar el útero.
- Histerectomía vaginal asistida por laparoscopio:
Entre los beneficios de este abordaje se encuentran: incisiones menores, una pérdida de sangre intraoperatoria inferior y reducción de la estancia hospitalaria, reincorporación más rápida a las actividades diarias, menos infecciones de heridas o de la pared abdominal, menor agresión inmunológica, menor incidencia de hernias, al precio de un mayor tiempo quirúrgico y más lesiones de las vías urinarias (vejiga o uréter).
Acudir con tu ginecólogo o ginecóloga periódicamente es muy importante para prevenir problemas de salud.
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